domingo, 20 de marzo de 2016

Carta de Agustín Cueva



CARTA DE AGUSTÍN CUEVA DÁVILA. (Ibarra, 1937-Quito, 1992).
Raúl Arias

En enero de 1970 recibí una carta de Agustín Cueva, escrita a máquina, que transcribo.  
Concepción, 5 de enero de 1970
Estimado Raúl:
Perdona que no te haya contestado antes, pero este último tiempo he andado como lanzadera, de un lado a otro de Chile.
Sobre los papeles que me entregaste para ver si los publicábamos en la Universidad, me temo que se hayan perdido. Creo que los dejé en mi escritorio, en la Escuela de Sociología, y dudo que los puedas recuperar. Francoise me dice que no los encontró entre los papeles que tenía en la casa. Lamento lo sucedido, pero con todo el trastorno último ni siquiera recuerdo con precisión en qué sitio los guardé. Sabes que, además, mientras mi esposa estaba conmigo en Lima, a principios de julio, habían entrado a mi biblioteca y trasigado todo. Aparentemente nada desapareció, pero es muy difícil acordarse de todo lo que uno tiene, especialmente tratándose de papeles u otras cuestiones que mi mujer no manejaba y yo no he vuelto a revisar.
En cuanto a las entrevistas que me dices podrías enviarme, por ahora parece difícil publicarlas aquí en Concepción. La editorial está en proceso de reorganización (me refiero a la editorial de la Universidad) y nadie sabe cómo mismo va a quedar eso. Sobre todo que ya se aproximan las vacaciones anuales, que son en febrero, y hasta antes de mediados de marzo no habrá nada en claro. Lo que te recomendaría  es escribirle a Iván Eguez, quien está en Santiago, bien relacionado con la prensa y algunas editoriales (precisamente me habló de una publicación de obras de Pablo Palacio que está impulsando). Escríbele con el nombre de Hernán Lavín, diario “Ultima Hora”, Santiago.
Ojalá puedan cumplirse en fecha próxima tus proyectos de venir a Chile. La situación política se pone cada vez más interesante; creo que el programa de la Unidad Popular va a cumplirse implacablemente y que esto va a producir cambios fundamentales en el país. Hay mucha conciencia y organización políticas, de modo que el proceso tiene una base firme, pese a todos los intentos reaccionarios de impedirlo.
Del Ecuador casi no tengo noticias. En Chile se publica rara vez una noticia sobre lo que sucede en nuestra tierra, y casi nunca un comentario. Y las embajadas que nos envían no siempre son gratas: Guayasamín y Edmundo Rivadeneira estuvieron en Santiago para la trasmisión del mando, representando a los artistas e intelectuales ecuatorianos y también al gobierno de Velasco, cuyas loas cantaron…
Así que me darás un gran gusto si me escribes dándome noticias tuyas, de los amigos y en general del país.
Yo creo que voy a permanecer en Concepción unos meses más y luego trasladarme a Santiago, a trabajar en la Universidad de Chile. Desde que estoy aquí no he podido realizar casi ningún trabajo personal: dispongo de mucho tiempo para hacerlo, pero la inquietud y la inestabilidad emocional no siempre constituyen un clima adecuado para el trabajo intelectual.
Un afectuoso saludo.
Agustín

Esta carta de Agustín, que  habla de papeles que le entregué para publicarse en la Universidad Central, se refiere a una pequeña pieza teatral que intenté publicarla en la Editorial Universitaria, y nunca se publicó.
Agustín también traslada inquietudes de interés público, como sus referencias al ámbito político de Chile, con Salvador Allende en la presidencia y el apoyo de la Unidad Popular. Su visión sobre el proceso chileno era optimista, pero sabemos lo que vino después, el golpe de estado de Pinochet el 11 de septiembre de 1973 apoyado por la CIA y las fuerzas reaccionarias.
Ecuador se encontraba en 1970 convulsionado por la lucha estudiantil reprimida por las llamadas fuerzas del orden. El Quinto velasquismo, una vez más actuaba con un salvajismo exacerbado, apresaba y asesinaba estudiantes y no se veía la menor intención de una tregua en la guerra anti-estudiantil.
El mayor crimen cometido por el velasquismo fue el asesinato al dirigente universitario y presidente de la FEUE Milton Reyes, que desencadenó una avalancha de protestas y manifestaciones en la mayoría de ciudades ecuatorianas.
Agustín había salido del país, presionado por la persecución y amenazas contra su seguridad. El caso de Milton Reyes fue similar. En 1963 fue expulsado a Chile por la dictadura militar; regresó al país el 23 de diciembre de 1964.
Agustín  salió del país con un contrato para enseñar Teoría Literaria en la Universidad de Concepción, al sur de Chile. El 72 salió en la revista La Bufanda del Sol su artículo "Ciencia en la Literatura o Ideología de Clase en América Latina". El 73 "El Proceso Chileno 1.971-73". El 74 "Problemas y Perspectivas de la teoría de la dependencia".
Publico su carta porque nos permite conocer su gran preocupación por el desarrollo de asuntos primordiales de la lucha de nuestros países indoamericanos, como prefería calificarlos, de ahí la revista INDOAMÉRICA que nació con sus iniciativas y las de otros intelectuales valiosos de la época. Sin más, hago pública su reveladora carta, que la conservo con aprecio y admiración.



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